martes, 18 de mayo de 2010

DELIRIUM TREMENS


HOY 3 de Mayo de 2010, queda constituido el colectivo artistico y vanguardista llamado DELIRIUM TREMENS. Como en su propio nombre se puede observar, la regeneración de un lenguaje artístico y nuevo es su meta, por medio de trabajos en el celuloide (La Dama y La Muerte) en fotografía (ver portfolios individuales de los integrantes) y en video digital ("Soy tu dos" skate video, y diversos videoclips para grupos noveles del ámbito madrileño)
El grupo lo integran alumnos del Grado Superior de Imagen y Sonido de la escuela CES de Madrid.
Proximamente, más información.

lunes, 17 de mayo de 2010

Cine Español: "Rojo y Negro", de Carlos Arévalo (1942)


Llevaba ya mucho tiempo queriendo hablar aquí sobre esta película, una de las joyas hispanas de mi extensa y variopinta videoteca, y creo que es el momento exacto y preciso.

Arturo Perez Reverte se me adelantó hace poco tiempo en las páginas de ABC, y lo propio hizo igualmente mi adorado Juan Manuel de Prada en su sección "Tesoros de la cripta" del suplemento ABC de las Artes y de las Letras. Por eso no quiero incurrir en poner sus acertados comentarios en entredicho.

Rojo y negro, realizada por Carlos Arévalo, es una exótica muestra de cine falangista que fué rápidamente retirada de la circulación tras su estreno el 25 de mayo de 1942. Es uno de los escasos documentos de ficción que reflejan la visión de la Falange durante la contienda. Su rápida retirada de las salas y la virtual supresión posterior acreditan que el filme no satisfacía la línea ideológica de los vencedores, ante todo una vez que el mismo generalísimo fusionara en la Falange Española Tradicionalista y de las JONS las corrientes conservadoras junto a los sectores más "progresistas" de la Falange.

El estilo en sí de la película es, por así decirlo, único en nuestro cine patrio, ya que la austeridad de los escenarios y la presencia constante de un claroscuro tenebroso, contrastan con los guiños a las producciones rusas revolucionarias y vanguardistas en montaje de Sergei Eisenstein y compañía, como son esas superposiciones de varias escenas, o esas alegorías al paso del tiempo. Destacar también la utilización de una técnica realmente arriesgada y pionera, como son los planos de la Checa de Fomento, cortada como si fuera el 13 Rue del Percebe.

Hay otro aspecto crucial por el que la película no satisfizo el Régimen. Aparte de su tono seco, nada ampuloso y en absoluto marcial, evita caer en el simplismo estúpido del que ni siquiera se libran las películas que hoy se hacen sobre la Guerra Civil: la exaltación del bando propio y la caricatura del adversario. Sádicos nacionales de gafas oscuras y brillantina en las películas de ahora, y malvados rojos, tabernarios y brutales, en el cine de antes. Inexactos, incompletos y maniqueos, todos ellos. Aquí, sin embargo, los republicanos que encarcelan y fusilan son individuos normales, creíbles, con motivos para hacer lo que hacen. Con toques de humanidad e ideología propia: como cuando el jefe de los milicianos dice que, si hubiera llevado medalla religiosa al cuello, al llegar a la edad de la razón se la habría quitado. O cuando el miliciano violador de Luisa –soberbia escena, resuelta con dos planos del rostro de la Montenegro– actúa bajo el resentimiento de haber sido engañado, y porque está borracho.

Pero aún hay más, en esta película asombrosa y compleja para quien se enfrente a ella con lucidez, sin estereotipos de buenos y malos: la crítica feroz a los contemporizadores, a los que miraban para otro lado. Al egoísmo de la derecha burguesa y capitalista, incluida sin reparos entre los principales responsables del conflicto. Sin olvidar el retrato, atrevidamente surrealista, de una clase política ciega que divide a los españoles, llevándolos a una matanza atribuida con mucha ecuanimidad al «odio y desconocimiento mutuo». Paradójicamente, la derecha conservadora queda peor que el bando contrario: cuando los oradores de izquierdas agitan al pueblo, éste se muestra como pobre, oprimido, inculto y desesperado. Eso enlaza con los personajes y actitudes de los milicianos que aparecerán después. Y si no los justifica, los hace creíbles. Humanos.

"Rojo y negro cuenta la sombría historia de una joven falangista, soberbiamente encarnada por la mítica Conchita Montenegro: un personaje alejado de los arrebatos patrioteros, grandilocuentes e histriónicos habituales en la cinematografía del Régimen. Luisa, la protagonista, es sobria, dura, trágica, cínica, valerosa y desesperanzada. Y con fría decisión desciende a los infiernos. Eso la convierte en una heroína atípica para el cine español de su tiempo, donde lo correcto eran abnegadas madres y esposas que, desde el cristiano hogar, alentasen a los hombres a inmolarse en las diversas Cruzadas habidas o por haber.."


MUY RECOMENDADA. Pero ojo, solo para cinéfilos formados, que no se dejan arrastrar por falsos dogmas o estereotipos, abiertos de mente y con ganas de aprender con el lado oculto que no se cuenta en la historia oficial.